jueves, 29 de enero de 2009

El más fuerte...


Qué fuerza tiene el corazón…

Acorrala a la razón, la empuja contra las cuerdas, la pisotea, la machaca, la hace una bolita y la arroja en un rincón…

Embota tus sentidos, hace bueno lo malo, blanco lo negro; recoge tus cachitos, y en el camino te deja sin aliento.

Siempre tiene excusa para herir, para sanar, para reir, para llorar… juega contigo, te vapulea, te lanza de un lado a otro sin compasión…

Y cuando la razón en un último intento, debilitada, se intenta levantar tambaleándose, el corazón se eleva por encima, vuelca tu vida, la hace añicos y salta alegre sobre los trocitos…

viernes, 23 de enero de 2009

Recuerdos...



Se nos pasa la vida perdiendo cosas…


Lloramos de niños por abandonar la casa vieja y pequeña, y aunque la nueva nos fascina, soñamos durante años con volver a la antigua, que en nuestra imaginación ya no es incómoda, desvencijada y fría.


Soñamos volver de vacaciones a donde solíamos ir de pequeños y, cuanto mayor es la certeza de no volver, más añoramos esos rincones donde fuimos felices sin darnos cuenta.


Y un día descubrimos que no añoramos cosas, sino que nos añoramos a nosotros mismos. ¿Porque éramos más jóvenes? ¿Más guapos? ¿Porque teníamos más energía?


No. Porque éramos felices.


Y cuando por fin lo descubrimos lanzamos ese gran tópico con el que se nos llena la boca: “hay que aprovechar el instante…”. Como si el instante fuera un muñeco de nieve al sol que tuviésemos que mirar muy fuerte antes de que desaparezca.


Y a fuerza de querer disfrutar el instante, lo llenamos de la angustia que acompaña siempre a la certeza de lo efímero. Y en nuestra angustia pensamos que estamos disfrutando cada momento de felicidad, que por fin lo estamos haciendo bien…


Pero no. Yo quiero ser feliz sin saberlo, sin darme cuenta, como cuando era pequeña. Y descubrirlo sólo más tarde, cuando ya no tenga remedio…





martes, 20 de enero de 2009

Facebook



Lo siento: no me gusta… es como si se me atragantara.

No me gusta que me diga cuántos amigos tengo, y me asusta sobremanera que sean tantos. Al menos el messenger tiene la prudencia de no ser tan osado y se conforma con la palabra "contactos".

No me gusta ese chantaje de presentarse en tu ordenador diciendo ¿quieres ser mi amigo? Y que las opciones sean confirmar o ignorar, pues soy incapaz de ignorar a un posible amigo, aunque no lo conozca de nada.

No soporto que me ande buscando por la red posibles conocidos, ¡y que los encuentre!, pues me hace sentir extrañamente observada.

No me gusta ser el escaparate del resto del mundo, ni leer las vidas de la gente como en una revista barata del corazón, aunque ahí diga que son mis amigos.

Me agobia esa marabunta de información en la que soy incapaz de distinguir los amigos verdaderos de los anuncios de móviles.

Vaya… ¡que no me gusta!

Habrá que seguir intentándolo ;-)




viernes, 9 de enero de 2009

El silencio



Existen dos tipos de personas: aquellas con las que puedes compartir un silencio y aquellas otras con las que no.


Elijo a las primeras.


Elijo esa clase de compañía con la cual a veces sobran las palabras, callan las miradas y no es necesario decir nada.


Elijo el silencio no impuesto, voluntario, accesible, espontáneo.


Elijo las palabras no dichas, adivinadas, intuídas, certeras.


Elijo compartir el momento, saborear el silencio y hacerlo nuestro.


Y una vez disfrutado, elijo romperlo.


Hoy nieva en Madrid.


lunes, 5 de enero de 2009

Los Reyes Magos


Es muy importante escribir la carta a los Reyes Magos, y asegurarse de que se entiende perfectamente, para que no haya dudas… Y si no, mirad lo que le pasó al pobre Niño Jesús, que no escribió carta, y claro, los Reyes Magos, con la mejor de las intenciones, pero le llevaron a la criatura cada cosa…

Porque el oro, bueno, todos sabemos lo que es; el incienso, vale… huele como a iglesia, así el Niño Jesús se sentiría como en casa; pero la mirra… ¿¿alguien sabe lo que es la mirra?? Yo lo he mirado en google y es una especie de resina aromática. ¡Una especie de resina aromática! Y ¿para qué quiere un niño una resina aromática? Mejor habrían hecho como la burra del villancico, que le llevó chocolate ring ring, seguro que el niño se lo agradeció mucho más…

Claro que los Reyes muy avispados no debían ser, como lo demuestra ese otro villancico que dice “Olé, olé, Holanda, olé, Holanda ya se ve”, pero los Reyes Magos ¿no venían de Oriente? ¿Y no iban a Belén? Pues magos serían un rato ¡pero el sentido de la orientación se lo dejaron en casa! Y otra cosa más:¡cómo vas a ver Holanda, si todo el mundo sabe que Holanda está hundida en el mar! Para cuando quieres llegar, no es que la veas: ¡es que te has caído dentro! A saber lo que verían éstos, que entre el incienso y la mirra debían tener un mareo de impresión los pobres…

¡Que os traigan muchas cositas los Reyes!