lunes, 25 de abril de 2011

¿Y si…?



¿Y si resulta que, a pesar de todo, te echo de menos?

¿…que, inexplicablemente, te siento más cerca cuanto más me alejo?

¿…que no existen razones, sólo deseos?

¿…que me duele la vida si sé que no te tengo?

¿…que trato de escaparme y siempre vuelvo a tu encuentro?

¿…que no me quedo tranquila hasta que no te oigo, te huelo, te beso?

¿…y si resulta que, a pesar de todo, te quiero?

miércoles, 6 de abril de 2011

Despertaré




Un día despertaré y sabré que has sido un sueño.

Que mientras yo te amaba, tú no estabas. Que no eras más que una ilusión, mi delirio, mi deseo.

Que cuando creí encontrarte, que cuando te hallaba, mi corazón latía por nada: el tuyo estaba en silencio.

Un día te desvanecerás… y te empezaré a buscar de nuevo.

martes, 5 de abril de 2011

Quiéreme...


Quiéreme, te doy permiso…

Quiéreme tanto que te duela la vida. Quiéreme a tu manera, sin saberlo, sin pretenderlo.

Quiéreme aunque yo no me entere, aunque yo no te vea, quiéreme cuando no te tengo.

Quiéreme con el alma, con las manos, quiéreme de forma que te tenga envidia el cielo.

Quiéreme en callejuelas, por los rincones, en recovecos…

Quiéreme cuando estemos juntos, cuando estemos solos, cuando ya no nos quede más tiempo.

Sólo hay una línea que no debes cruzar: no me quieras más de lo que yo te quiero.

domingo, 3 de abril de 2011

Ser fuerte...




Me gusta pensar que soy fuerte, que nada puede hacerme daño… que puedo aceptar cualquier cosa con una sonrisa y decir: “vuelve a por otra”… Pero eso es lo que me gusta, o, mejor dicho… lo que me gustaría… La realidad es bien distinta, aunque nunca lo reconoceré, y menos por escrito…

Si me gusta pensar que soy fuerte es porque eso es precisamente lo que más daño me ha hecho en la vida: el no serlo tanto como yo querría… el hecho de sufrir a la mínima de cambio por cosas que al resto de la humanidad se le antojan tonterías…

Y me paso la vida queriendo ser fuerte, y construyéndome a mí misma un poquito más fuerte cada día… me enorgullezco de poder sacar una sonrisa de lo más profundo de mi estómago cada vez que algo (suele ser alguien) me hiere… y me enorgullezco aún más de que esa sonrisa sea completamente sincera: he llegado a creérmela tanto, que estoy realmente satisfecha, y me digo: “lo ves? Ahora soy un poquito más fuerte…Ya casi nada puede hacerme daño!”