Existen dos tipos de personas: aquellas con las que puedes compartir un silencio y aquellas otras con las que no.
Elijo a las primeras.
Elijo esa clase de compañía con la cual a veces sobran las palabras, callan las miradas y no es necesario decir nada.
Elijo el silencio no impuesto, voluntario, accesible, espontáneo.
Elijo las palabras no dichas, adivinadas, intuídas, certeras.
Elijo compartir el momento, saborear el silencio y hacerlo nuestro.
Y una vez disfrutado, elijo romperlo.
Hoy nieva en Madrid.
2 comentarios:
Pues no sé yo realmente, cuál de los dos tipos de personas y silencios me corresponden, porque lo que es hablar, y rato, estoy más que sobraó cuando coincidimos. Quizás por eso, por nuestra incontiencia verbal mutua, sea por lo que nos hemos cogido tanto cariño...Querrá decir que andamos escasos de secretos o lo que yo creo, tenemos tanta confianza ya que pocas son las cosas que nos guardamos...En todo caso, a eso es a lo que aspiro: a que cada vez sean menos...Un besote y habrá que citarse para otro café con rulos, aunque esta vez en los Madriles...Será una amenaza o un aviso para que te prepares psicológicamente???? Guiller
Jaja! Buena puntualización... en realidad me estoy refiriendo a las personas con las que PUEDES compartir un silencio, las personas con las que un silencio no se hace incómodo porque no hace falta llenarlo a costa de no decir nada...
Eres de los primeros ;-)
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