Dejar correr las palabras
saborear el tiempo
pensar en blanco y negro
y salir…
salir a tu encuentro.
Que en mi alma no quepan otros sentimentos,
que me abrace fuerte el dolor que siento,
si tú no vienes no tendré miedo,
pero si apareces,
seré tu centro.
Para salir hay que estar dentro
para reir hay que estar cuerdo
para vivir hay que quererlo
y para morir…
para morir hay que estar muerto!
Sólo en tu vida tengo mis sueños
sólo en mi alma te encuentro y siento
tan sólo un día será el recuerdo
y toda una vida para no tenerlo.
Pero al quererlo temo perderlo,
saberte cerca no es lo que quiero,
que estés conmigo es sólo un deseo
y lo que yo quiero es mucho más que eso.
Quiero perderte en mitad del firmamento,
quiero encontrarte cerca de mi pecho,
quiero que aspires al amor eterno,
y que cuando lo tengas desees perderlo.
Que te abrases en mis sentimientos,
que me respires y sientas lo que yo siento,
que cuando te ahogues sea en mi pecho
y que cuando me busques
veas que soy yo el que estoy dentro.
Caer en tu trampa es sólo el comienzo,
la pesadilla de lo no certero,
el antojo eterno de lo imperfecto,
la búsqueda vana del lienzo correcto.
La melodía que a escribir no acierto,
la noche eterna bajo el mismo firmamento,
un rayo de luna en un bosque negro,
un rayo de sol en medio del desierto.
Si tú te ríes, sabré que acierto,
si tú no lloras, yo tendré que hacerlo,
si te despides, que te vaya perfecto
y si te doy pena:
entonces es que estaré muerto!
Pero te miro y sé que no es cierto,
que son tus palabras las que nunca encuentro,
que son mis llamadas sólo un vano intento,
que en tu antigua lucha
yo no tengo un hueco.
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