No deja de ser curioso comprobar cómo el “no ser” es mucho más poderoso que el “ser”.
Cuando estabas era muy fácil ubicarte en un punto concreto: al otro lado de un número (o, más frecuentemente, en “llamadas perdidas” jeje…), entre cuatro paredes, compartiendo conmigo una mesa, o volando hacia la isla de mis sueños…
Pero cuando no estás, de pronto se llena el universo de tu ausencia: en cada esquina por la que no aparecerás, en cada llamada que no recibiré, en cada clase a la que ya no asistirás, o en cada conversación que no dejaré para mañana ;-)
Por más que te imagines, que te cuenten, que leas… nadie te previene contra la omnipresencia de las ausencias…
…debe ser eso que llaman “echar de menos”.
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