Mírame a los ojos, lee mis gestos, mis sonrisas, mis pasos.
No me escuches, no me creas, tan sólo mírame a los ojos y observa.
Descifra mis palabras, lee entre líneas, aprende a conocerme sin obligarme a que te engañe.
Aprende a saber cuándo camino hacia delante y cuándo hago equilibrios para mantenerme en pie.
No me preguntes "¿Qué tal?"...
…porque, con una sonrisa, te voy a contestar “Muy bien”.
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