viernes, 30 de octubre de 2009

El secreto


Tengo el secreto para no envejecer: no dejar nunca de aprender.


No dejar que nos abandone esa curiosidad infantil por todo lo nuevo. Buscar en cada situación una sorpresa, algo único, un motivo para aprender, para seguir vivo, un reto…


Pasar por la vida con la mente despierta, empaparnos de las experiencias, dejar que nuestros sentidos se llenen de cada momento vivido, de cada viaje que hemos compartido.


Caminar disfrutando el camino, pasear por el borde del sendero para abrir los ojos a lo desconocido.


No esperar a que llegue la vida, lanzarnos a ella, llamar a la puerta, preguntar siempre, saborear la subida.


No esperar la noche sin disfrutar del día, no saborear el postre sin probar la comida, no mirar al cielo sin sentir los pies en el suelo, no dar nada por hecho, no dormirnos en el ayer…


No dejar nunca de aprender.


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