domingo, 19 de septiembre de 2010

Es tan fácil...



Déjame contarte que se puede ser feliz, que no es tan difícil… basta con no desearlo demasiado.
Es tan simple como asumir que estamos aquí con ese fin y no con otro, y dar por hecho que así ha de ser.
Déjame contarte que la felicidad no consiste en estar dando saltos de alegría cada uno de los días de la semana. Que consiste en sentirse parte del universo y dejarse arrastrar por la vida.
Déjame explicarte que encontramos la felicidad en cada esquina siempre que miremos con ojos que preguntan y no con ojos que juzgan.
Que los ojos que interrogan hacen que nuestra expresión sea más amable, más ingenua. Que los demás nos tratan con más cariño porque sienten que tienen respuesta para algunas de nuestras preguntas.
Que nos dan las respuestas y con ellas la oportunidad de decir una palabra que te envuelve: Gracias.
Déjame contarte lo bien que te sientes después de dar las gracias. Lo sabio que te hace esa simple palabra. Cómo te ayuda a crecer y a leer en los ojos que tienes delante.
Cómo revives por dentro y sonríes por fuera. Cómo cambia la mirada del que te mira porque te mira y te ve, y se mira y se ve.
Déjame contarte que es tan fácil…

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