domingo, 5 de septiembre de 2010

Tus colores



Hoy he vuelto a verte y ha sido como si no hiciese una vida, como si no hubiese un abismo entre el ayer de las risas y el hoy de… y el hoy… de hoy.
Ni una palabra, ni un solo gesto nos ha delatado, la educación ha echado tierra sobre un siglo de vida y hemos hablado de todo, de nada, como siempre…
Pero miro hacia atrás y me pregunto ¿dónde están tus colores? ¿Dónde está la chica del vestido blanco con zapatos rojos? ¿Por qué me parece tan natural tu traje oscuro? ¿Qué fue de aquel sombrero?
Y pienso que la vida no sólo nos envejece: también nos hace más cautos, aprendemos a caminar y a guardar secretos, a temblar debajo de una manta para que no se note que tenemos miedo. Aprendemos a desconfiar en defensa propia, a salvarnos de la indiscreción, a cautivar sin dejarnos atrapar, a preferir la soledad de nuestro interior, la que no engaña.
Aprendemos a hablar de todo y de nada, a abrir un abismo entre las risas de hoy y la ilusión de mañana.
Entre los miedos de ayer y el mañana que falta.

2 comentarios:

Jorge dijo...

Nos hacemos mayores... La vida también nos dá perspectiva. Un beso.

yrn dijo...

Sí... debe ser eso...
Gracias por leerme ;-)