viernes, 10 de septiembre de 2010

Ya está



Un cuerpo sin vida separando dos generaciones. El silencio, un sollozo, un ruego, la esperanza, la negación, una voz…
Mi mente, inoportunamente racional, trata de analizar la diferencia, de hallar un cambio, una señal… Nada. Sólo la certeza, apenas comprendida, de un proceso que ha llegado a su final. Y nada más. Ya está. “Ya está, chicos, ya está…"
No saltan chispas, no se hace la luz, no sientes un soplo gélido al elevarse el alma… nada. Sólo eso: nada.
Y el dolor.
¿Ya está?
“Ya está, chicos, ya está…”
La tristeza se viste de muchos colores: un sollozo descontrolado, una actividad desenfrenada, una compuerta desbordada, una aparente serenidad… Cuatro islas a la deriva tratando de evitarse unas a otras mientras se verifica en ellas el proceso de la comprensión, de la certeza, la tristeza, la soledad…
Y el dolor.
Ya está.

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