viernes, 14 de noviembre de 2008

El camino



Desde la ventana veo un parque infantil. Aunque hace sol, aún es pronto, y sólo hay un niño jugando.


Le observo mientras se lanza una y otra vez por el tobogán, con ese afán por repetir una acción placentera que sólo los niños son capaces de mantener sin aburrirse. Es un recorrido circular que comienza una y otra vez en cuanto aterriza en el suelo; sale corriendo entonces con el precario equilibrio que le permite su coordinación infantil, y con pasos imprecisos vuelve a subir la escalera, se recrea unos instantes arriba del todo, anticipando el momento de lanzarse al vacío, y por fin se desliza una vez más por el tobogán.


Él piensa que su objetivo son esos dos segundos que dura el recorrido cuesta abajo, dejándose llevar por una ley de la gravedad que no comprende (lo cual no le impide disfrutarla). Lo que no sabe es que es precisamente anticipando ese momento como lo saborea en su plenitud, que el camino que recorre para llegar de nuevo al momento tan deseado es lo que verdaderamente le hace feliz…


Y yo pienso que debo saborear cada momento del camino que me acerca a mi meta, pues en cuanto la consiga, ya estaré buscando otro fin cuyo sendero disfrutar.


Al fin y al cabo en esto consiste vivir: en caminar una y otra vez hacia nuestros objetivos para enriquecernos con el recorrido…


Bienvenid@s a esta mañana perezosa y soleada!


2 comentarios:

cocokitchen dijo...

Corramos hacía el tobogan una y otra vez!!! Que divertido!! No puedo paraaaaaaaaarrrrr!!

yrn dijo...

Jajaja!! Pues de eso se trata! De no parar de disfrutar ;-)