miércoles, 29 de diciembre de 2010
Amigos
Cuando menos te lo esperas, la vida te hace un regalo en forma de amigo.
Y te regala personas que te hacen crecer, personas que te enseñan a distinguir lo importante de lo superfluo, personas que te muestran lo mejor de sí mismas porque es lo que mejor saben hacer...
Personas con las que reírte, llorar, hablar, callar, salir, entrar...
Personas que quieres tener cerca para seguir creyendo en las personas...
Luego pasa como con cualquier regalo: depende de ti lo que haces con ellos. Hay quien ni se da cuenta de que están ahí, hay quien los ve pero piensa que no son para él, otros los reciben con mucha ilusión y a los dos días se cansan de ellos, hay quien los atesora y se los guarda para él solo, quien los acaba rompiendo de tanto usarlos, y quien los comparte porque sólo así los puede disfrutar...
Y llega un momento en que te das cuenta de la cantidad de amigos que tienes y no sabes de qué depende, ni a quien dar las gracias por tener a tu alrededor personas con las que compartir la vida.
Dependía de ti, y lo hiciste tan bien que aún siguen ahí.
Feliz Año Nuevo.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Miedo
De pronto me he visto rodeada de abismos que sólo podía sortear cruzando puentes imposibles.
Y yo, que jamás he temido a las alturas, me he visto desesperada de terror, y tirada en el suelo he llorado de angustia, de impotencia, de rabia… de miedo.
Y al despertar me había quitado un gran peso de encima.
Sí, tengo miedo,
¿Y qué?
viernes, 19 de noviembre de 2010
Espabila
Lánzate de lleno, despierta de una vez, echa a correr, respira.
No te quedes atrás, bebe hasta la última gota, siente el calor, el frio, camina.
Dale la vuelta al espejo y rómpelo en mil pedazos. Mira cómo cada uno de los pedazos te mira.
Brinda con la vida.
Espabila…
jueves, 11 de noviembre de 2010
No te recuerdo
No te esfuerces, me pasa siempre. No importa lo que hayamos vivido, para mí ni siquiera eres historia: simplemente, no te recuerdo.
Pasaste por mi vida, fuiste importante, meses, días, semanas, años… Pero ya no queda ni una sombra… nada… cero.
Seguramente me hiciste feliz, o no… no tengo forma de saberlo.
Fuimos, vinimos, paseamos, nos mojamos, nos reímos… un album de retales que se olvida antes de ser abierto.
Afortunadamente me conozco y hace mucho tiempo que no le juro a nadie amor eterno.
No te enfades, no es nada personal. Es sólo que no me acuerdo.
sábado, 30 de octubre de 2010
Ganas de llorar
Hoy me apetece estar triste. Pero no quiero.
Llevo todo el día luchando contra una inercia que me hace querer llorar, y me obligo a no pensar cuando ya es tarde, y me obligo a sonreír cuando ya no me sale.
Llevo todo el día saboreando un preludio de tristeza, anticipando momentos que antes o después han de llegar, y me rebelo porque no quiero, no quiero estar triste, no quiero llorar…
Llevo todo el día repitiéndome que soy fuerte, que nada me afecta, que ya he pasado por esto, que lo he superado, que estoy por encima del bien y del mal, que lo que tenga que ser será, que así es la vida y que a mí me da igual.
Y cuando menos lo espero se asoma de nuevo la pena, me vuelve del revés, me pilla desprevenida, me hace tener ganas de llorar. Lucho, me rebelo, me río sin ganas, me miro al espejo, me pongo guapa, leo en mis ojos… y me apetece llorar.
Y me tropiezo con dos lágrimas que ruedan solitarias por mi mejilla, y me repito que no son mías, que pertenecen a esa persona vulnerable que ya no soy yo, que salen por debajo del yo que me he construido a la medida.
Y me envuelvo en capas y capas de insensibilidad, como una cebolla que no quiere ver su realidad.
Y no quiero, pero tengo ganas de llorar…
miércoles, 27 de octubre de 2010
Orgullo intacto
La vi pasar pisando fuerte, con ese caminar propio de las personas decididas, así que murió en mi boca el saludo: no se molesta a las diosas cuando se dirigen al Olimpo.
Al recordarlo creo adivinar en su mirada un atisbo de tristeza, pero no puedo jurar que no fuese indiferencia, que yo atribuí en el momento a la poca importancia que para ella tenía el mundo que la rodeaba. Nada podía apartarla de su objetivo, y mucho menos el paisaje urbano por el que se movía a diario.
Me gustaría decir que adiviné su determinación, que leí sus pensamientos, que al menos atisbé algo diferente en su forma de caminar, de moverse, de mirar… pero no fue así. Para mí ella fue ese día, igual que todos los anteriores, la sombra inalcanzable que se esfuma en cuanto intentas tocarla.
Sólo puedo explicar lo que pasó si pienso que toda su vida fue una trampa, un engaño en el que todos nos vimos envueltos y con el que ella nos despreciaba a diario.
La mentira más grande jamás contada, el secreto mejor guardado. La historia de una soledad sepultada entre la multitud, un alma angustiada disfrazada de sonrisa para que nada la tocara.
Por eso nos sorprendió tanto saber que todo había terminado, que ya no volveríamos a verla repartiendo su elegancia entre los muchos que soñábamos con esa mirada cada día. Que mañana no nos levantaríamos con la esperanza de cruzárnosla en el camino, que la atención que le dedicaba a otro ya no nos heriría el alma nunca más, que la mirada que era exclusiva para nosotros no volvería a iluminarnos el día…
A veces pienso si no hubiese sido todo distinto de haberla abordado, de haberme cruzado en su trayecto. Pienso mil veces en una revelación, imagino conversaciones en las que, confiada, me descubre su soledad, su angustia. En las que me mira de verdad y lágrimas ruedan por sus mejillas.
Pero nada de eso pasó. Era demasiado perfecta para sufrir, así que, el sufrimiento la arrolló y pasó sin tocarla, sin hacerla daño.
Sin despedirse de nadie, nos dijo adiós con el orgullo intacto.
martes, 12 de octubre de 2010
Mi sueño
Sueño que sueño y me despierto a medias, y entonces sé que estoy en un sueño.
Y me aletargo para no dejarte ir, y la realidad me quiere asfixiar pero no me dejo. No me importa: es mi sueño y lo pienso disfrutar.
Y te abrazo fuerte, y sé que toca despertar, que no me queda mucho tiempo, pero no me importa.
Detengo el instante, me acurruco en tus brazos y me dejo llevar.
Te disfruto. No queda nada. No importa. Se está tan bien...
Déjame que te abrace, que es mi sueño y no sé cuándo te volveré a ver…
viernes, 1 de octubre de 2010
Vestida de sueños
Hoy me visto de sol, de viento, de agua.
Me visto de estrellas, de mar, de olas, de tiempo.
Voy vestida de cielo, de luna, de magia.
De recuerdos, besos, caricias, sonrisas… vestida de sueños.
Vestida de miradas, de días, de noches, de principio, de fin…
Vestida de deseo. Desnuda de ti.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
Página en blanco
Una página en blanco me espera, y yo sigo aquí… perdiendo el tiempo para no deshacer la madeja de mis pensamientos.
Pensando en ti, decidiendo que no quiero pensar en ti, volviendo a pensar en ti y mandándome callar con un grito que se ahoga en el silencio que no escucha mi voz.
Acordándome de cuando yo no era nosotros, de cuando tú no eras ayer, de cuando el tiempo pasaba y sólo era tiempo que no iba a volver.
Y me obligo a mirar al futuro, y me decido a adentrarme en el terreno desconocido, en las arenas movedizas de un mañana que me espera frágil, transparente, que me desea y me hace suya.
Pero vienen los fantasmas a poblar mis heridas, y se instalan en este camino que llamamos vida para recorrer juntos los recodos del pasado, los rincones olvidados que amanecen en un mañana sin lucha, en un siempre sin amanecer.
No hay batallas que ganar, no hay recuerdos que perder. Tan sólo hay una vida nueva que se alimenta del ayer.
domingo, 19 de septiembre de 2010
Es tan fácil...
jueves, 16 de septiembre de 2010
Diario de una marciana (3ª parte)
viernes, 10 de septiembre de 2010
Ya está
domingo, 5 de septiembre de 2010
Tus colores
jueves, 2 de septiembre de 2010
Olvidarte
sábado, 28 de agosto de 2010
Elijo la incertidumbre
El espejo
lunes, 16 de agosto de 2010
Marketing empresarial
A ver si lo he entendido…
Mi último día
Si supiera que éste iba a ser mi último día, tengo claro lo que haría: me iría de fiesta…
Trataría de ver a mis amigos, tendría un montón de palabras amables para todo el mundo, bromearía con éste, tomaría churros con aquel, daría un beso a mis nietos, le demostraría a mi hija que la quiero…
Si supiera que éste iba a ser mi último día me gustaría poder estar alegre hasta el final, e intentaría que no se me notara, que luego la gente se pone muy trágica con la cosa de las despedidas…
Procuraría que todo el mundo se diera cuenta de que soy feliz, de que he tenido una vida intensa en la que no he desaprovechado ni uno solo de mis días, de que en cada momento he sido y he hecho a la gente ser feliz.
Me vestiría con cuidado, ¿hoy qué me pongo? Tengo que estar guapa… Intentaría hacer lo de cada día, sólo que un poco más contenta…
Pensándolo bien, yo también me quiero morir mientras me voy a la feria…
martes, 20 de julio de 2010
Juego a ser mayor
miércoles, 23 de junio de 2010
No me preguntes ¿Qué tal?
viernes, 18 de junio de 2010
Flores para decir adiós
Que me habéis enseñado que para tocar el cielo basta con decir “quiero”.
martes, 1 de junio de 2010
Diario de una marciana (2ª parte)
Viene de Diario de una marciana
Sigo con mi misión intergaláctica, pero no debo bajar la guardia: últimamente me han preguntado varias veces si soy de este planeta. Si no tengo cuidado me van a acabar descubriendo...
Hoy voy a hablar de los celos.
He de aclarar primero que los terrícolas vienen con un solo corazón. El corazón humano, para no estar solo, siempre está buscando otro corazón al que unirse, y cuando lo encuentra se firma un contrato que hace que dos personas sean poseedoras la una del corazón del otro.
Pero la tendencia natural del corazón sigue siendo buscar más corazones, y generalmente esa búsqueda se produce de forma que el propietario del mismo no pueda hacer nada por impedirlo. Algunos consiguen ahogar esta tendencia, y mediante ataduras muy fuertes de la libertad, doblegan el instinto natural del corazón, lo atrofian, y así pertenece sólo a aquella persona con quien firmaron el primer contrato.
Otros no.
Algunas personas tienen un sentido de la propiedad muy acusado respecto a su corazón. Cuando esto ocurre, la persona que entrega su corazón piensa que se lo pueden robar en cualquier momento, y espía a la persona a la que se lo ha entregado. En este punto aparecen los celos, que corroen y emponzoñan la superficie del corazón de su poseedor haciéndolo incapaz de amar.
Las marcianas tenemos muchos corazones, por eso nunca nos sentimos solas, nuestra capacidad de amar es ilimitada y no nos afectan los celos. Pero los humanos se hacen muchos líos todavía con esto…
Continuará...
miércoles, 12 de mayo de 2010
Compartir
Todos sabemos, o creemos saber el significado de esta palabra. Parece fácil, ¿no? Compartir… Se pueden compartir cosas, experiencias, afectos, momentos, palabras, recuerdos…
martes, 30 de marzo de 2010
sábado, 27 de marzo de 2010
Renacer
Nos dicen que hay que tener los pies en la tierra y yo no la encuentro, porque cada vez que me asiento con fuerza sobre esto que llamamos suelo, descubro que se mueve, se tambalea, me desequilibra y me hace saltar para no caer.
No encuentro la estabilidad y me doy cuenta de que prefiero este constante cambio de peso con el que me acomodo a cada nueva situación antes que la tan ansiada seguridad del terreno firme, que ni me cobija ni me hace sentir.
Prefiero temblar mis miedos antes que soportar la rigidez de la estatua de sal que se paró a mirar atrás.
Prefiero caminar, vagar sin rumbo, embarcarme en un cascarón y navegar, sentir las olas, acomodarme a ellas, caerme, levantarme y volver a luchar.
Y partir. Decir adiós a una seguridad que no veo y adentrarme en la oscuridad. Saber que el adiós me hará libre, que la despedida se transformará en otra oportunidad que, una vez más, no dejaré pasar. Saber que me iré, que no desaparezco, que me transformo, me alimento de mis cenizas y vuelvo a renacer. Que resucito en esta vida, que seré la misma para los que me sepan ver.
La cabeza alta, la mirada al frente, disparar un hasta siempre y renacer.
viernes, 12 de marzo de 2010
Aprender a llorar
jueves, 11 de marzo de 2010
Dejar de ser yo
sábado, 6 de marzo de 2010
Diario de una marciana
En la foto podéis ver el momento de mi llegada a La Tierra y mi transformación en humana. Apasionante.
Desde ese momento me he dedicado a observar a los humanos, estudiar sus conductas y recopilar información sobre ellos, que posteriormente envío a mi planeta. La táctica que empleo consiste en ofrecerles algo que demandan continuamente: alguien que les escuche. Ese alguien soy yo, lo cual parecen agradecer mucho porque durante nuestras conversaciones me suelen dar grandes cantidades de información, sobre todo de carácter íntimo y emocional, lo cual me viene de perlas para realizar mi cometido.
En ocasiones, para no levantar sospechas, suelo aparentar que yo también necesito que alguien me escuche, pero la mayoría de las veces los humanos no son receptivos a estas insinuaciones, por lo cual creo que aún no han llegado a sospechar de mi procedencia interestelar.
Me tiene algo intrigada el hecho de que, por más informes que envío, mis superiores aún no parecen tener suficientes datos para proceder a la invasión, de forma que mi misión se va alargando hasta límites imprevistos. O bien mis informes, a pesar de ser muy extensos, no contienen todos los datos necesarios, o bien, y yo me inclino más por esta última opción, mis congéneres se están pensando muy mucho invadir un planeta poblado por semejantes seres.
Mientras tanto, intento acostumbrarme a su forma de vida, a su manera de pensar, de actuar… pero debo reconocer que me cuesta mucho, lo cual tampoco parece importar demasiado a los humanos.
Una de las cosas que más me gustan de este planeta son los almendros. Los almendros pertenecen a una forma de vida que ellos llaman árboles, y sirven para indicar, en mitad del más crudo invierno, que ya falta poco para que llegue el buen tiempo. Cuando esto está a punto de suceder, los almendros se llenan de bolitas blancas, que, bajo la lluvia, te hacen pensar en el sol, y así, por medio de la telepatía colectiva, al pensar todo el mundo en el sol, se le convoca y éste aparece aproximadamente un mes después. Los humanos son muy poco hábiles en el terreno de la telepatía y no consiguen acelerar el proceso.
Hoy he visto un almendro en flor.
Continuará…
viernes, 12 de febrero de 2010
Presencias y ausencias
martes, 2 de febrero de 2010
Números
De pequeña me encantaba el cuatro... dos más dos, cuatro; dos por dos, cuatro, ¡es casi perfecto!
Si ibas más allá tenías el dieciseis: cuatro por cuatro... ¿se puede pedir más?, pero, aun así, el cuatro era mejor, el cuatro era genial...
Hasta hace poco...
Seguro que en algún momento me volveré a reconciliar con el cuatro, pero ahora no: ahora he descubierto que el cuatro es un número de mierda...
...he descubierto que me gustaba más el cinco...
jueves, 28 de enero de 2010
Mi padre
miércoles, 20 de enero de 2010
Ya basta por hoy

Con estas palabras doy por finalizada mi jornada cerebral. Cierro la ventana a mis preocupaciones. Dejo abierta una ranura para que entre aire fresco y echo a volar.
Mozart me ayuda.
Esta vez las lágrimas salen solas, no hace falta disimular, nadie me ve, nadie me mira, me dejo llevar.
No estoy triste, no estoy alegre. Me atrevería a afirmar que ni siquiera estoy.
Vuelo por entre las sombras, me instalo en mis pensamientos, se desvanece el mundo, me vuelvo nube y echo a llorar en un cielo azul, transparente de emociones, eterno y leve.
La música me habla de mundos perdidos, de viajes lejanos, de abismos, de futuro, de paz… me envuelve, me hipnotiza, me deshago, vuelo alto, dejo de pensar.
Pasan horas, días, semanas. Un instante más cerca de hoy que de ayer me llama y me dice “ven, sígueme…”
Y encuentro abismos de ternura, que no sé lo que son, pero saben a gloria entre tanta tempestad.
Y encuentro amaneceres de días que no serán, anocheceres que no tendrían que haber sido, mañanas que no llegarán, ilusiones que se van.
Y encuentro días perdidos en un rincón, tardes de ilusión, veranos al sol…
Y encuentro llaves que abren todos los corazones menos el tuyo, puertas que cierran todos los hogares menos el mío, lámparas que iluminan la tempestad.
Y me veo por dentro, y me da miedo, y no quiero mirar.
Y confundo el amor y el deseo. Y te quiero.
Y puede que no sepa lo que quiero, pero sé lo que no quiero.
Y no quiero dejarme de ilusionar.